La Dragona de Rincón de Lobos
Fer ya había decidido que quería una Gymse. Había ayudado activamente al equipo durante la construcción de la Golem Gymse y la Gymse MT, llevando personas y herramientas a las obras.
Pero su conocimiento sobre estas estufas se remontaba más atrás: había participado en una construcción comunitaria en la casa de unos amigos, que armaron una Gymse con serpentina. Ella sabía que quería una Gymse, y ya nos había elegido como sus constructores, pero entonces… la pandemia.
El equipo estaba dividido: Wayra estaba en Cerro Amigo, avanzando con su casa de cara al invierno inminente, yo estaba en Loma del Medio, aprovechando el tiempo quieto para avanzar en temas informáticos, Fito en Rincón de Lobos, habitando al lado de la casa donde debía aterrizar La Dragona.
Construyendo una Gymse en cuarentena
Los ladrillos refractarios que se consiguen en la Comarca Andina no sirven para hacer estas estufas: el requerimiento energético de la cámara de combustión es tal que se rompen y se vuelven inservibles en menos de un año de uso. Por eso, los estuferos de la zona hemos aprendido a reconocer los ladrillos refractarios que sirven, y compramos esos ladrillos de calidad en Buenos Aires. Por suerte, en este caso, los refractarios ya estaban en El Hoyo cuando empezó la cuarentena.
Comercios desabastecidos y retrasos
Ya con los corralones cerrados y sin poder circular más que lo indispensable debíamos resolver herrería, zinguería, ladrillos cocidos y consumibles varios.
Cada tanto nos encontrábamos en chat con Fito para pasarnos los partes de los avances y retrocesos: “en el corralón de acá venden ladrillos chicos, pero no están entregando”, “llegó la lana de roca, pero no puedo retirarla”, “el proveedor de hierro no está trabajando”… a veces parecía imposible que la Dragona levantara vuelo.
Recuperamos la esperanza
Los corralones volvieron a funcionar. Llegaron los ladrillos comúnes y pude comprar algunos hierros para resolver la herrería. No conseguimos todos los insumos que hubiéramos deseado, pero sí los suficientes: fue una herrería de cuarentena, no le sobraba ni le faltaba nada.
La maratón estufera
Tomando todos los recaudos necesarios llegué con mis herramientas a Rincón de Lobos, donde fui amablemente recibido por Fito, Fer y su familia. El plan era construir la estufa en una maratón de 8 días consecutivos, con un solo receso el día domingo. En esta ocasión no pudimos contar con la ayuda invaluable de nuestro compañero Wayra, pero no faltaron manos bien dispuestas.
El replanteo
El diseño había ido apareciendo entre charlas y chats, tanto lo habíamos conversado con Fito y Fer que el día del replanteo armamos el dibujo de la estufa a la primera: es esto, esta es su forma.
La dragona en números
La Dragona, como la llama su dueña, es una estufa de la familia Gymse construida con 105 ladrillos refractarios y 900 ladrillos comunes. Tiene un peso aproximado de 3 toneladas y media, y su potencia bruta estimada es de 40 kilowatts.
Refuerzo del piso de madera
Antes de comenzar la construcción, Fito hizo una platea de concreto para el módulo estufa y revisó las vigas maestras que sostienen el piso. Si bien estimó que soportarían, consideró prudente observarlas durante la construcción por la presencia de un nudo en una viga maestra.
Manos amigas
Recibimos muchas manos voluntarias durante la construcción, tantas que sería extenso nombrarlos a todos. Valga una mención especial a Alía, que con su hermano Guim vienen de Cataluña, están recorriendo el mundo en motorhome y la cuarentena los sorprendió por la zona. Alía, de profesión luthier, le agarró la mano muy rápido al trabajo con ladrillos e hizo un hermoso trabajo con la torsión de la chimenea.
El piso estaba cediendo
La viga maestra del nudo resultó ser un problema, en mitad de la construcción notamos que estaba cediendo. Hubo que hacer un trabajo de refuerzo para que la Dragona no venciera la resistencia de la casa.
Juegos nocturnos
Durante la noche Guim adornó la estufa con nueces y mosquetas, y escondió las herramientas en las bocas de verificación. Ya todos estábamos un poco ansiosos por encender la estufa.
Primer fuego
La séptima noche La Dragona levantó vuelo. Fer preparó unas pizzas increíbles y conversamos al calor del primer fuego hasta la una de la madrugada, rodeados del vapor que emanaba de la estufa. Solo quedaba terminar el banco.
Las terminaciones
El octavo día lo encaramos en un mano a mano con Fito. Solo quedaba cubrir el banco de masa. La Dragona poseé un banco de masa tipo “isla”, que utiliza el concepto de campana para cargar de calor los ladrillos y así cumplir la misión de ser una batería térmica que conserva e irradia calor durante muchas horas, después de apagado el fuego.
5 comentarios en "Gymse con banco isla y chimenea torsionada"